"Jorge Nuno Pinto da Costa, historia número uno: a mediados de 2015,
la prensa portuguesa comenzó a informar sobre un caso de corrupción en
el corazón de la directiva del Futebol Clube do Porto (centenario equipo
conocido en España como FC Oporto).
Más que un simple caso de evasión
fiscal, lo que el público luso comenzaba a conocer a cuentagotas era una
red de seguridad privada sin licencia en bares, discotecas y en el
Estadio do Dragao. Una historia turbia, de las que ensucian las manos, y
que implicaba extorsiones, pertenencia a asociación criminal, espionaje
ilegal, intimidación con violencia, coacciones, tráfico, atentados
graves contra la integridad física y posesión de armas ilegales.
El diario portugués Observador llegó a titular una crónica
“Mafias de la noche. Cuando los Soprano dejan de ser ficción”. Lo más
llamativo es que dos de los ejes de toda esta trama son el actual
presidente del Oporto, Jorge Nuno Pinto da Costa, y el ‘exvice’ del club
Antero Henrique.
Fue sólo casualidad que este caso, al que las
autoridades pusieron por nombre Operación Fénix, saliera justo
cuando comenzaba a filtrarse la mayor fuga de información clasificada de
la historia del fútbol, y que acabó conociéndose como Football Leaks.
Lo que excede la casualidad es que varios clubes portugueses, sobre
todo el FC Porto, aparecen en ambos casos de forma continuada.
Si es cierto que el Football Leaks comenzó a mediatizarse con filtraciones a Der Spiegel y
otros diarios de 12 países diferentes, también lo es que la mayor parte
de las actividades ilícitas reveladas convergen en Portugal. Incluso su
primera plataforma se lanzó desde Portugal, lo que dio origen al rumor
de que la fuente de todas las filtraciones fuera un hacker portugués.
En
todo caso, la sinfonía que sale tocando juntos los acordes del Football Leaks y la Operación Fénix es
clara. La corrupción en Portugal gotea desde los palcos directivos de
los equipos más importantes del país, desde las operaciones de puro y
coñac que alcanzan millones de euros, hasta la miscelánea de seguritas, pandilleros y expolicías que actúan como mafias con amenazas, extorsiones y violencia a pie de calle.
Pinto da Costa sigue, por la Operación Fénix, encausado por
siete crímenes relacionados con la empresa de seguridad privada SPDE
–Segurança Privada e Vigilância em Eventos, Lda.–. Con él, Antero
Henrique, ex director general del SAD –siglas de la Sociedad Anónima
Desportiva, que incluye a todo el accionariado del club– y otros 13
detenidos relacionados con la empresa de seguridad siguen en un proceso
que se adivina largo y complicado.
Suman 56 encausados, entre ellos el
exdirigente del Sporting Godinho Lopes y otros jugadores, incluso de la
selección nacional; investigaciones en Oporto, Lisboa, Amarante, Lamego,
Lousada, Braga y Vila Real; un exagente de la PSP –Polícia de Segurança
Pública– sospechoso de colaboración; coches, armas y dinero incautados…
Alexandre Pinto da Costa, historia número dos: he aquí que llega el Football Leaks y
el nombre de Pinto da Costa vuelve a las portadas. Esta vez, su hijo,
Alexandre Pinto da Costa, que aparece envuelto en una presunta trama de
comisiones ilegales.
Pinto da Costa, hijo –según los documentos filtrados por la European Investigative Collaborations y publicados en Portugal por Expresso– recibió
comisiones de negocios cerrados entre el SAD del Oporto y la empresa
Energy Soccer, ambos ligados al propio Alexandre. Más allá del conflicto
de intereses por el que ni el presidente del club ni los socios parecen
interesarse, la ley nacional portuguesa prohíbe cobrar comisiones por
parte de ambos equipos que se transfieran jugadores, y Alexandre cobró
también, presuntamente, varias comisiones en operaciones de este tipo.
El caso más llamativo, y uno de los que sitúa a Pinto da Costa como
eslabón de la cadena de corruptelas que está poniendo al descubierto el Football Leaks,
fue el que implicó el préstamo del jugador brasileño Casemiro del Real
Madrid al FC Porto.
Con este negocio, Energy Soccer actuó como
intermediario y recibió 700.000 euros –en una operación entre el Madrid y
el Oporto que ascendía a 7,5 millones de euros– a través de Vela
Management, empresa radicada en Malta y dirigida por el también
portugués Nélio Lucas, presidente a su vez de Doyen Sports. Aquí nos
metemos en otro de los problemas del negocio del fútbol internacional, y
que los papeles filtrados por la EIC devuelve a la actualidad: el papel de los fondos de inversión en el fútbol.
Doyen Sports, que gestiona los derechos de decenas de deportistas (en
clubes como el FC Porto, Benfica, el Atlético de Madrid, el Leganés, el
Sevilla, etc.), es en realidad una filial del fondo de inversiones Doyen
Capital LLP, o Doyen Group, operada desde Rusia por el promotor
inmobiliario kazajo Tevfik Arif. El grupo Doyen no sólo ha invertido
millones de euros en las ligas de fútbol de Brasil, España, Portugal o
Francia.
Con un especial apetito por los mercados de economías
emergentes, la firma también tiene inversiones en la construcción y la
promoción, en el sector turístico, en el carbón, en el petróleo y en
otros recursos naturales.
Según un informe de la firma auditora KPMG, en 2014 diversos fondos
de inversión como Doyen poseían el 36% de los derechos de jugadores en
la liga portuguesa, por lo que en 2015 la FIFA prohibió este tipo de
procedimientos, conocidos como TPO (Third-Party Ownership, o propiedad a
terceros). Claro que ni a las ligas nacionales, tremendamente
necesitadas de liquidez, les interesa ningún tipo de traba en la
financiación, ni la FIFA puede hacer frente a la ingeniería financiera
con que los fondos eluden, con mayor o menor legalidad, cualquier tipo
de prohibición.
Por supuesto, el uso de paraísos fiscales –como Malta, Panamá o Islas
Vírgenes Británicas– es el recurso estrella para, por un lado, no pagar
impuestos en los países de residencia de jugadores, agentes, equipos de
fútbol y patrocinadores; y por otro, para establecer una red de
empresas pantalla, cuentas fantasma y testaferros que dificulten la
investigación por parte de las autoridades tributarias.
¿Cómo se llega al punto en que un club endeudado hasta el dolor puede
pagar decenas de millones de euros por un futbolista? ¿Cómo se divide
el valor de un deportista en porcentajes? Lo mejor es dejar de mirar la
pelota y seguir el consejo que Garganta Profunda dio, en el Caso Watergate, al
periodista Carl Bernstein: "Follow the money". Así las presuntas
corruptelas de Jorge Nuno Pinto da Costa, el padre, se quedan a la
altura de la picaresca en comparación con las que rodean a Alexandre
Pinto da Costa, el hijo.
Alexandre comenzó su camino como agente intermediario en el fichaje
de jugadores en la década de los 90. Pinto da Costa, hijo, se alió con
José Veiga, importante agente a nivel mundial y con el que protagonizó
sonados traspasos, como los de Figo y Zidane. Gracias a Veiga, y
mediante la empresa Superfute, fundada por ambos en 1994, Alexandre
descubrió un negocio en el que, si se tenían los contactos y la
ambición, siempre habría nuevas formas de ganar dinero.
La empresa vivió una década gloriosa. Fue aquí cuando Alexandre se
aficionó a pagar en gasolineras y en las cenas del Palacio da Bolsa de
Oporto con billetes de color púrpura, lo que le valió el apodo de O quinhentos –El
quinientos–. Superfute llegó a cotizar en la Bolsa de París, pero el
último año que presentó cuentas, 2004, la sociedad declaró unas
ganancias poco creíbles.
Tan sólo un año después, París suspendió su
participación en Bolsa, el banco luxemburgués Dexia reclamó a José Veiga
el embargo de 1 millón de euros por préstamos, la Hacienda portuguesa
comenzó a interrogarle por el desvío de unos 5 millones de euros y, por
último, la empresa cayó en desgracia ante la directiva del FC Porto.
Sobre todo ante Jorge Nuno Pinto da Costa, que incluso se alejó de su
hijo Alexandre por su obstinada amistad con Veiga. Sin las conexiones de
Alexandre en el club portuense, y estando Veiga ya fuera de la
directiva del Benfica por sus problemas con Hacienda, los negocios se
volvieron imposibles.
Y alguna pestilencia debió olerse Jorge Nuno al oponerse a las
relaciones entre Alexandre, el Oporto y José Veiga. En 2015 Veiga, el
antiguo agente de deportistas ya reconvertido en inversor de oro,
empresario y consultor en países como Congo, Cabo Verde o Brasil, era
detenido junto a Paulo Santana Lopes –hermano del ex primer ministro de
Portugal, Pedro Santana Lopes– por corrupción en el comercio
internacional, blanqueo de capitales, tráfico de influencias y fraude
fiscal.
Con la salida de José Veiga del mundo del fútbol, el FC Porto ponía
al frente de los fichajes al que más tarde sería encausado, junto a
Jorge Nuno, por la Operación Fénix: Antero Henrique. En 2011
Alexandre y Jorge Nuno Pinto da Costa se reconcilian y el hijo crea, tan
sólo un año después, la sociedad Energy Soccer.
Según los datos
publicados por el diario portugués Expresso, en tan sólo cuatro
años Energy Soccer obtuvo unas comisiones de 1.754.000 de euros en
operaciones con el FC Porto, una buena parte, según la EIC, de forma
ilegal. Energy Soccer niega parte de esa facturación, aduciendo que
algunas facturas no fueron emitidas al FC Porto, sino a otras empresas
como Doyen o Vela Management.
Pero las buenas relaciones entre Alexandre y Antero Henrique no
podían durar, y sus disputas comenzaron pronto a hacerse públicas ante
la afición portuense. En 2016, las diferencias entre ambos –según muchos
medios portugueses– llevan a Henrique a abandonar, después de 26 años a
su servicio, toda relación con el club portugués.
Además de sus
desavenencias con Alexandre, otra de las razones que apuntan algunos
medios para la salida de Henrique del FC Porto fue el acercamiento del
club al que los papeles del Football Leaks ponen en el centro de los negocios fraudulentos del fútbol mundial: el también portugués Jorge Mendes.
Jorge Mendes, historia número tres: un rumor circula por algunos
clubes europeos: "Juega quien Mendes manda". Dicen que a día de hoy es
el representante deportivo más rico del mundo, elegido mejor agente del
mundo seis años consecutivos por la Globe Soccer, condecorado en 2012
con el Colar de Honra ao Mérito Desportivo por el Gobierno portugués, y
su primer negocio con carne de futbolista fue, una vez más, con el FC
Porto. Corría el año 1996 y Jorge Mendes se pasaba los días y las noches
de dj en su propio club nocturno, el Alfândega, en la norteña
localidad de Caminha. Su primer traspaso con éxito, el del por entonces
guardameta Nuno Espírito Santo –a quien conoció en el Alfândega–, del FC
Porto al Deportivo de La Coruña, le acarreó fama de matador, y más
jugadores se ofrecieron para ser representados por el portugués. Comenzaba su deslumbrante carrera como agente.
Desde aquellos polvos a estos lodos, Mendes, según los papeles
filtrados por la EIC, ha ideado un sistema para proteger del fisco gran
parte de los ingresos por publicidad de sus representados. Con su
empresa Gestifute, radicada en Portugal; otras dos empresas, Polaris
Sports y MIM Ltd., radicadas en Irlanda y dirigidas por el también
portugués Luis Correia –aunque tienen en nómina a otros dos directores,
Liam Grainger y Andy Quinn, ambos directores o ex directores de otras
436 empresas sólo en Irlanda, 150 de ellas aún activas–; sociedades en
Islas Vírgenes Británicas y cuentas en Suiza, Jorge Mendes ha conseguido
ahorrar a sus representados, y a él mismo, decenas de millones de euros
en impuestos.
Algunas operaciones, como la de Cristiano Ronaldo, que
presuntamente evadió 150 millones de euros al fisco, se realizaron a
través de terceras empresas, como Mint Media, dirigida por el máximo
accionista del Valencia, Peter Lim.
Ha conseguido colocar jugadores de Segunda en equipos de Primera a
jugar partidos de categoría, sube y baja pedigríes, infla y desinfla
precios... que te represente Jorge Mendes es tocarte la lotería. Porque
el nombre del agente portugués no es la primera vez que se inunda de
polémica. En un reportaje para El País Semanal, el periodista
John Carling relataba dos casos que, “sin hacer ninguna acusación al
respecto”, al menos sí dejaban en el aire algunas sospechas.
El primero fue el del jugador portugués Pedro Mendes, cuyo agente en
la temporada 2011-12 era Jorge Mendes. Según Carling, Pedro fue cedido
por el lisboeta Sporting de Portugal al Real Madrid el verano de 2011,
aunque lo pusieron a jugar en el Real Madrid B –el Castilla–. A sus 20
años, Pedro sólo había jugado en Portugal en Segunda División, de aquí
quizá que “no todos me recibieron bien en el club” madridista, como
aseguró en una entrevista a France Football.
Carling va más
allá y escribe que en el equipo le llamaban “el enchufado”. Esto no
impidió que Mourinho, por aquel entonces entrenador del Madrid y también
representado por Jorge Mendes, lo sacara a jugar ante las miradas
atónitas de lo jugadores en un partido de la Liga de Campeones. “Si el
objetivo hubiese sido revalorizar al jugador, no se engañó a nadie”,
termina Carling.
El segundo caso llegó a ser investigado por la Polícia Judiciária
lusa –encargada de investigar, entre otros, posibles delitos de
corrupción, económicos y financieros–. Carling cuenta la historia del
jugador portugués Bebé, cuyo agente, Jorge Mendes, consiguió que Alex
Ferguson le fichara para el Manchester United sin haberle visto, ni
siquiera en vídeo. Según declaró Ferguson, el fichaje le fue sugerido
por el ex seleccionador portugués Carlos Queiroz –ex auxiliar del
United–, cuyo agente era también Jorge Mendes.
Además del United, en
Bebé también se había interesado el Real Madrid, entrenado por aquel
entonces por José Mourinho. Antes de recabar en el United aquella
temporada de 2010-11, Bebé había jugado en un equipo portugués de
Segunda y seis amistosos de pretemporada con el Vitória de Guimarães. El
fichaje le costó al United 9 millones de euros, de los cuales 3
millones y medio fueron para Jorge Mendes.
El superagente luso representa en todo el mundo unos 70
jugadores, incluyendo a 4 entrenadores. De éstos, 15 juegan en La Liga
española, y otros lo hacen en la inglesa, la portuguesa, la francesa, la
alemana, los Países Bajos, Turquía, Brasil, etc. Según noticia El Mundo,
basándose en los informes filtrados por la EIC, muchos de los jugadores
representados por Mendes en España –Cristiano Ronaldo, Ricardo
Carvalho, Coentrão, Pepe y Falcao, además del entrenador José Mourinho,
que se sepa– están siendo investigados por Hacienda. También ha habido y
hay investigaciones en Reino Unido y, por supuesto, en Portugal." (Daniel Toledo, CTXT, 18/01/17)
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