29.1.16

Existe una red estatal de sistema de adjudicaciones de obras y contratos de las grandes constructoras del IBEX

"(...) Hay indicios sólidos de la existencia de una única red estatal de sistema de adjudicaciones de obras y contratos: las mismas constructoras cotizadas en el IBEX, el mismo modus operandi de fundaciones y empresas vinculadas a los partidos recibiendo donaciones en dinero negro; una coincidencia temporal sorprendente en los cuadernos de contabilidad entre donaciones y adjudicaciones de obra, y hasta una tarifa tipo, el 3% del valor. 

Un savoir faire exportado con éxito a África --demandas, sobrecostes y abandono de contratos en Argelia--, Centroamérica --sobrecostes millonarios en el Canal de Panamá--  y el Desierto Arábigo --sorpresa, más sobrecostes de 6.000 millones en el AVE La Meca-Medina, incluidas las comisiones por su mediación, ingresadas en Suiza, como corresponde, según informó Interviú-- a miembros del entorno de la Corona. Siempre los mismos nombres: FCC, Ferrovial, OHL...

Hay constructoras como FCC y Ferrovial, por ejemplo, que hacen bingo: aparecen en el caso de los sobrecostes del AVE Madrid-Barcelona, en la trama Púnica, en Gürtel-Bárcenas, en el caso de los ERE andaluces y el caso Palau-Convergència. 

Constituyen el auténtico nexo en común entre todos los grandes sumarios de corrupción del Estado, con el que unos investigadores que se dedicaran a seguir al dinero, como en The Wire, armarían un gran caso. 

Pero Luis Bárcenas es fuerte y no habla, el sindicalista andaluz Juan Lanzas y el prócer Fèlix Millet guardan el mismo silencio ibérico prudente, y Jordi Pujol advierte de los riesgos que conlleva para todo el árbol hacer caer una rama. La judicatura, por cierto, tampoco desobedece mucho: los mayores riesgos para las instituciones vienen de un juez de instrucción mallorquín empeñado en la igualdad ante la ley. 

Cuanto más arriba, menos problemas para el poder: milagrosamente el juez interino de la Audiencia Nacional Ruz no estimó relación alguna entre las anotaciones en los papeles de Bárcenas y las adjudicaciones de obra coincidentes en el tiempo.

Ante todo este cuadro, en los tres territorios más poblados del Estado --Andalucía, la Comunidad de Madrid y Catalunya-- los tres partidos protagonistas en los grandes sumarios de corrupción y con los casos abiertos --PSOE, PP y Convergència-- siguen cómodamente instalados en el poder. 

Los líderes políticos en el momento del esplendor de esas grandes tramas        --Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Artur Mas-- están aún más o menos en activo, y algunos como José Antonio Griñán y Manuel Chaves se retiraron --forzadamente-- hace apenas unos meses. Ninguno de ellos ha sido aún ni siquiera juzgado por estos casos, la mayoría de ellos ni tan siquiera imputado. 

Múltiples ministros, consejeros y diputados relacionados con tales sumarios siguen en política activa como si nada y más o menos jaleados por la prensa. Pero nada de esto es demasiado relevante si se dispone de un muñeco vudú para exorcizar los problemas y reírse como terapia: a la progresía española siempre le queda el recurrente ¿Cuándo se jodió Valencia?

El País Valenciano, al que no sin cierta razón se compara con Italia --aunque Valencia está hermanada con Bolonia y no con Nápoles como algunos creen--, es el cuarto territorio más poblado del Estado, con cinco millones de habitantes. Pero a diferencia de los tres territorios más poblados, el partido responsable de sus grandes casos de corrupción, el PP, ha sido desalojado del Gobierno autonómico y de casi todos los grandes ayuntamientos. 

Hay muchos sumarios abiertos en relación con las dos largas décadas de Gobierno del PP que dibujan un mapa preocupante de hasta qué punto la corrupción se extendió en las Administraciones autonómica, municipal y provincial valencianas. Lo que se tiende a explicar menos son las causas por las que todo esto ha salido a la luz. 

Lo que sí es bien cierto es que mientras la oposición madrileña firmaba el Pacto de Estado por Caja Madrid, incluidas tarjetas black, créditos en condiciones ventajosas y un ominoso pacto de silencio, la oposición valenciana se dedicó a denunciar, investigar y querellarse en casos en los que la Fiscalía no parecía demasiado operativa. 

La reciente Operación Taula tiene mucho que ver con la denuncia, la documentación y el seguimiento operado por Esquerra Unida del País Valencià a lo largo de varios años al respecto. Las diferentes piezas valencianas de Gürtel no serían posibles sin las querellas del PSPV-PSOE, que se endeudó para hacerlas posibles; así mismo con la rama valenciana del caso Nóos.

 Los casos Cooperación, EMARSA, Brugal o Taroncher no serían posibles sin la persecución de Compromís, incluidas amenazas de muerte y otras de carácter machista a sus diputadas, tal y como aparece en las escuchas. En contraste, la acusación popular contra Bankia en Madrid sólo fue posible por crowdfunding --UPyD aparte--. En Catalunya o Andalucía ni eso.    (...)"               (CTXT, 27/01/16)

No hay comentarios: