"La campaña electoral del PP en las elecciones municipales de 2007 en 
Alicante que coordinó la entonces concejal de Urbanismo y actual 
alcaldesa Sonia Castedo superó los límites legales que marca la ley, se pagó en dinero negro y fue financiada en parte por el constructor Enrique Ortiz
 y otros promotores locales y nacionales, asegura Enrique Ruiz Córcoles,
 propietario de la agencia de publicidad ER Backspin al que se le 
encargaron casi todos los eventos. Castedo y Ortiz lo niegan.
Ruiz Córcoles, de 49 años, entonces hombre de confianza de Castedo, 
diseñó una agresiva campaña que, según asegura, costó más de 450.000 
euros, dio la mayoría al PP y aupó a la alcaldía a Luis Díaz Alperi, al 
que luego sucedió Castedo, hoy imputada junto a Ortiz por amañar 
supuestamente el Plan General Urbano de la ciudad y en el denominado caso Rabassa.
El dueño de ER Backspin afirma a EL PAÍS que no firmó ningún contrato
 con el PP y que preparó una factura por sus servicios de 21.000 euros 
porque la Ley Electoral impedía gastar más. “Me dieron 35.000 euros en b
 en el despacho de Luis Díaz Alperi, que estaba con Sonia Alegría 
[concejal del PP].
Me hizo contar el dinero delante de ellos. 
Posteriormente, durante la conversación comenté cómo fabricaban tan 
bonitos los billetes de 500. Sonia me dijo: ‘Esto lo mandan de Madrid”. 
Asegura que esto fue tres o cuatro días después de la jornada electoral.
 Alperi y Alegría lo niegan.
Dentro del caso Gürtel
 que se instruye en Valencia, la Agencia Tributaria atribuye el pago de 
88.000 euros en dinero b de parte de esa campaña del PP a “Sonia”.
Ruiz afirma que el resto se lo abonaron varios constructores, entre 
los que cita a Enrique Ortiz. “Ortiz me pagó en billetes unos 30.000 o 
40.000 euros. Fui a sus oficinas en Alfonso X El Sabio y una secretaria 
me dio un sobre diciéndome: ‘Esto han dejado para ti”. El constructor 
Ortiz niega el presunto pago.
La campaña a las municipales en Alicante en 2007 fue clave porque 
semanas antes de las elecciones una encuesta del CIS apuntaba que el PP 
perdería la alcaldía. El partido se volcó con una ostentosa campaña 
electoral. La imagen de Díaz Alperi cubrió las fachadas de una docena de
 edificios en lonas de hasta 10 por 6 metros. Los carteles se colgaron 
en edificios en construcción y en otros protegidos de los barrios más 
emblemáticos.
 Una ordenanza, aprobada anteriormente por el propio Alperi
 y su grupo municipal, prohibía la instalación de carteles, exigía su 
retirada inmediata y multaba con hasta 3.000 euros a quien lo hiciera. 
La oposición denunció el despliegue de medios del que hizo gala el PP.
“Sonia se ocupó de buscar todos los espacios y habló con los 
constructores y promotores que los cedieron. Les decía: ‘Hay que 
colaborar con la campaña’. Alquilar cada fachada podía costar entre 
8.000 y 40.000 euros al mes. Logramos los mejores espacios de la ciudad.
 Movilicé a más de 150 personas durante 25 días”, asegura Ruiz.
“Fue una campaña bestial. Había castillos hinchables, tirolinas, bandas de música, regalábamos coca-colas.
 Pusimos más de 150 vallas en Alicante, radios, publicidad estática, un 
folleto especial de 12 páginas buzoneado por todo Alicante... 
Invitábamos a todo el mundo”, recuerda Ruiz.
La campaña no reparó en gastos. Una crónica del diario Información
 de Alicante del 15 de mayo de 2007 describe un mitin de Alperi: “La 
organización del PP montó en la plaza de San Blas todo tipo de 
atracciones para el público: invitó a comer y beber, entregó bolsas con 
obsequios, instaló juegos infantiles... hasta la banda de Los Claveles 
tocó”.
Contra pronóstico, Alperi logró la alcaldía por 63.695 votos (15 
concejales de 29). Fue la cuarta mayoría absoluta consecutiva de Alperi.
“Cuando ganamos celebramos el fin de fiesta en el hotel Meliá y Sonia
 y Alperi y el resto de concejales me mantearon. Hubo barra libre para 
mil personas”, recuerda Ruiz, que afirma que organizó los actos y 
estrategia publicitaria salvo el primer mitin y el último. En ambos 
intervino Francisco Camps, entonces presidente de la Comunidad 
Valenciana. “Los actos de Camps los organizaba Orange Market”, apostilla
 el publicitario. Orange Market es una de las empresas investigadas en 
la trama Gürtel.
El 17 de septiembre de 2008, menos de año y medio después de las 
elecciones, Alperi, entonces imputado, cedió el bastón de la alcaldía a 
Sonia Castedo, una periodista reconvertida en política. “Durante la 
campaña ya sabíamos que Alperi le dejaría el poder, que ella iba a ser 
la alcaldesa”, asegura Ruiz.
El publicitario describe cómo el PP propuso pagarle la campaña: “Me 
dijeron que preparara una factura de 21.000 para el partido”. Era el 
máximo permitido por la ley. El resto procedió de constructores o de 
contratos troceados del consistorio después de ganar la alcaldía.
 Como 
ejemplo, cita la campaña divernadal de Navidad de ese año: “El 
presupuesto excedía lo que podía dar una sola concejalía, así que lo 
trocearon”. Para probarlo muestra 15 facturas de distintos 
departamentos. “Me avisaban antes de cuál era la mejor oferta de los 
competidores para que la mejorara”.
Aun así, los contratos no conseguían saldar la deuda: “En 2009 
comencé a tener problemas porque seguían sin pagarme; yo a mi vez dejé 
deudas a varios proveedores y todo se me vino abajo. Me decían que me 
pagarían con concesiones municipales, pero me ofrecían tonterías y acabé
 arruinado”.
 Así era el sistema que supuestamente utilizaron Alperi y 
Castedo para favorecer a los constructores que financiaron su campaña: 
“Les pagaban los favores con concesiones municipales. Todo era una farsa
 y lo sabíamos mucha gente. Los empresarios de Alicante están 
sangrados”.
El dueño de la agencia ER Backspin afirma que el constructor Enrique 
Ortiz regaló joyas y relojes a concejales y a Sonia Castedo. “Ella le 
decía: ‘Enrique, no me hagas estos regalos que no sé como te los voy a 
pagar’. Y él respondía: ‘Ya sabes cómo’. Eran relojes y joyas de 6.000 y
 7.000 euros. He escuchado conversaciones alucinantes entre Ortiz y 
Sonia. Entonces la corrupción era lo normal. Yo he visto cómo les 
llevaban al coche neceseres. Y a Alperi con bolsas negras liadas, aunque
 nunca vi lo que iba dentro”.
Ruiz define la relación del constructor con la alcaldesa como “muy 
estrecha” y afirma que esta “ha estado muchísimas veces en el barco de 
Ortiz en Ibiza”. Unas fotografías de ambos con unos amigos celebrando 
las Navidades en un hotel de Andorra lo demuestran.
El publicitario se lamenta de que lleva años intentando cobrar los 
140.000 euros que aún le deben. “He ido a la sede del PP en Génova a 
reclamar la deuda y la única respuesta que me dan es que ya me 
llamarán”, se lamenta. Dice que cayó en desgracia en el entorno de 
Castedo porque “vieron que trataba con José Antonio Sobrino”, un 
concejal del PP ahora enfrentado a la alcaldesa.
Ruiz vendió el catamarán que tenía atracado en el puerto de Alicante y
 se marchó a Argelia en febrero de 2012 en busca de trabajo. Dejó un 
reguero de deudas. Y concluye: “Ellos viviendo de puta madre y yo de la 
limosna. Lo he pasado muy mal, aunque ahora he conseguido rehacer mi 
vida. Esta gente no imaginaba que algún día me atrevería a contar la 
verdad. Llevo siete años callado y me apetecía hacer esto. Hoy he 
descansado”.        (Rafael Méndez  / 
José María Irujo  
,  El País, Madrid
30 NOV 2014)
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