10.11.14

Las tarjetas 'black' sirvieron para tapar la concesión de 4.000 M€ a Martinsa-Fadesa en plena crisis

"(...) la esquilmación de recursos públicos de nuestro país, no se produjo en la sección de electrodomésticos de El Corte Ingles, ni en las siestas hoteleras de 500€, se produjo en operaciones como la concesión de 4.000 M€ a Martinsa-Fadesa en plena crisis, una operación construida para socializar perdidas. 

Qué votaron en el Consejo y cómo se construyó y aprobó esa operación y otras parecidas que blanquearon balances, sin respaldo, de empresas amigas, es el asunto. 

Porque en esas pocas operaciones aprobadas a toda prisa es donde se concentraron buena parte de los desequilibrios patrimoniales que provocaron el “rescate” de más de 23.500 M€ de Bankia.

Por eso, a pesar de la magnitud de los gastos, no fue una operación cara, sino barata. Las tarjetas debieron servir y eso es lo triste (y lo corrupto) para que los consejeros miraran a otro lado. 

Si, consciente o inconscientemente lo hicieron, es la mejor demostración de que “el sistema funcionó”, y demuestra que era un trabajo bien planificado y medido, una operación construida desde la cúpula del poder de la Caja para amodorrar conciencias y frenar la voluntad de control (la colectiva pero también la individual, uno tras uno, o casi) de los consejeros. 

Y todo apunta a que lo consiguieron. La participación de sindicatos, partidos y otros sectores ciudadanos en el gobierno corporativo no solo se ha demostrado inútil como control social, que era su objeto, sino que ha servido para legitimar la política de rapiña generalizada que conocemos. (...)"      (Ignacio Muro Benayas, Economistas frente a la crisis, 06/11/2014)

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