"Unos bonos falsos de la Ford colocados por la mafia internacional en
España están detrás del truculento intento de secuestro del
expresidente del Valencia C.F. Vicente Soriano, encargado al parecer por
su antecesor Juan Bautista Soler.
Si la historia del presunto intento de secuestro de Vicente Soriano,
expresidente del Valencia C.F., es candidata a un guión de novela negra,
no lo son menos todas las circunstancias que rodean la génesis de este
caso, cuyo origen real se remonta a 1996.
Se trata, nada menos, que de
una partida de bonos al portador falsificados en Estados Unidos por
valor de miles de millones de dólares, de los que una pequeña parte
está en la génesis de su enfrentamiento con su antecesor en el cargo,
Juan Bautista Soler, que ha llevado a la ruina al equipo de fútbol, al enésimo saqueo de las arcas públicas y a un intento de secuestro con mal pronóstico para los sospechosos.
En esta compleja historia
de los falsos bonos no faltan mafiosos italianos, ágiles estafadores
sudamericanos, falsificadores, agentes de los servicios secretos
norteamericanos y británicos, y toda una pléyade de sesudos
delincuentes empresariales de primera división, con significativas e
imprescindibles complicidades en el mundo de los fedatarios y los
banqueros.
Y todo ello para convertir más de 100.000 millones de dólares de bonos falsos de la Ford Motor Company en dinero circulante,
a través de sucesivas operaciones. Dinero en metálico que sirvió
después para arrancar fabulosos negocios de guante blanco y de pasta
bien lavadita. Pero, para lograrlo, resultaba imprescindible que esta red encontrara en cada rincón del planeta el mirlo blanco perfecto al que camelar y convertir los falsos bonos en fortunas reales.
En 1996 un señor llamado Robert Phillip Moore falsificó una cantidad
importante de bonos de la Ford Motor Company, y los colocó entre las
peores redes delictivas de Estados Unidos.
Poco tiempo después se generó
una alarma internacional al detectarse el fraude multimillonario:
cientos de bonos falsos de la Ford Motor Company de 1.000 y 500 millones
de dólares circulaban por todo el mundo. En 2006 el FBI detenía al
autor y la justicia le condenaba a 30 meses de prisión por la emisión de bonos falsos. Pero ya era demasiado tarde. La ola ya era imparable.
La red mafiosa se movió por todo el mundo, y también llegó a España
de la mano del empresario argentino Víctor Vicente Bravo, representante
de Dalport Inversiones, SL, compañía avalada por una fortuna, que no
era otra cosa que esos mismos bonos falsos.
Tras pasar por
Madrid y Marbella, Bravo puso su objetivo en la que ya se conoce como la
capital de la corrupción política por antonomasia: Valencia.
Se fijó en
su equipo de fútbol y en todas las circunstancias inmobiliarias que lo
rodeaban, en especial en los codiciosos empresarios locales del
ladrillo obsesionados por multiplicar su fortuna mediante pelotazos y
mangoneos con la fauna política autóctona.
Y aquí fue donde Bravo conoció a Vicente Soriano. Juntos montaron una operación para adquirir las acciones del Valencia C.F. y hacerse con el control del club y con todo lo que ello representaba. La mayoría de las acciones eran propiedad de Juan Bautista Soler y de su familia. Soler era amigo de Soriano, así que el camino estaba allanado.
Para
ello, el argentino y el valenciano firmaron un contrato por el que
Soriano se convertía en el representante de Dalport en España.
Se abrió una cuenta en la oficina de Marbella de Caja Duero avalada con
1.500 millones de dólares en bonos falsos que el banco dio por buenos.
Y desde este banco se emitieron unos pagarés por valor de 85 millones de euros con los que se compraron las acciones del Valencia
C.F. que poseía Bautista Soler. De esta forma, Víctor Bravo se
convertía en máximo accionista y Vicente Soriano en el nuevo presidente
del Valencia C.F. Llegaron a controlar el 50,3% del accionariado del
club en julio de 2009 sin depositar ni un solo euro.
El negocio
de Soriano y Bravo contaba con el apoyo del entonces conseller de
Inmigración Rafael Blasco. Este edificio se desmoronó en menos de un mes
porque finalmente la prometida inversión de Dalport nunca llegó, ya que
se descubrió el fraude.
Juan Bautista Soler nunca pudo hacer efectivos los pagarés, porque no había fondos que avalaran la operación. Soler se sintió estafado, y demandó a Dalport y Soriano con la ayuda del despacho de abogados Uría y Menéndez.
Soler
estaba convencido que Soriano guardaba un importante patrimonio en una
caja fuerte de su casa y en paraísos fiscales. Contrató también los
servicios de la agencia de Detectives Distrito 46, que dirige el
criminólogo Juan de Dios Vargas, para investigar el patrimonio del que
hasta solo unos meses era su mejor amigo. Ese informe fue el que ha
salido a relucir ahora en torno al secuestro frustrado de Soriano.
Encargó
un segundo informe investigando hasta las cloacas del caso Dalport y
el fraude global de los Bonos Ford, donde se da cuenta de operaciones
internacionales -entre otras- llevadas a cabo en España. En una de estas
operaciones, en el año 2006, han participado agentes del NCIS
(Servicio Nacional de Inteligencia Criminal del Reino Unido) que
terminaron detenidos por la Guardia Civil a instancias de sus mandos,
cuando se escondían en Marbella tras quedarse 500 millones de dólares
de dinero procedente del fraude de los bonos que estaban investigando.
El investigador es el mismo detective que en 1993 contrató Julio
Iglesias para intentar demostrar que el supuesto hijo ilegitimo de la
bailarina portuguesa María Edite Santos Raposo no era hijo suyo, y lo
logró.
La justicia ha ido dando la razón a Soler. El expresidente del Valencia cuenta ya con dos sentencias favorables confirmadas por el Tribunal Supremo, en las que se condena a Soriano
a devolver cerca de 35 millones de euros por una parte de la suma
reclamada. Pero Vicente Soriano se enrocó y Juan Bautista Soler
prácticamente se quedó en la ruina. La deuda asciende a 90 millones de
euros, si se suman los intereses devengados en este tiempo.
Soler
se obsesionó con su ruina. Fruto de su desesperación por no cobrar la
deuda millonaria podría ser el frustrado plan de secuestro de su examigo
y sucesor al frente del Valencia C.F. Al parecer, pudo recurrir a aliados de los bajos fondos para cometer presuntamente una gran estupidez que, de momento ya cuenta con cinco imputados.
Lo
más inquietante del caso es que Víctor Vicente Bravo, el empresario
argentino que introdujo los fatídicos bonos, falleció hace ahora dos
años. Tenía 49 años y encontró la muerte en un accidente de tráfico en la provincia de San Luis (Argentina), cuando volvía a casa.
Soler estaba convencido de que Soriano ocultaba mucho dinero en una caja fuerte de su vivienda. Sabía dónde estaba. En su obsesión y, alimentado por delincuentes comunes, pudo ir construyendo el plan de secuestro: contrataron, al parecer, a unos colombianos que iban a alquilar un local para convertirlo en zulo donde esconder a Soriano mientras desvalijaban su caja fuerte -según relata un testigo protegido-; tenían planeado trasladarlo, sedado y dentro de una roulotte, a Francia para extorsionarlo y hackear sus cuentas en paraísos fiscales...
Un delirio que comenzó a alimentarse al descubrir la estafa de unos
bonos falsos y con una compra millonaria nunca satisfecha." (Público, 01/06/2014)
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