"(...) Tras años de investigación, viajes por toda Europa y analizar decenas de
grandes casos criminales en España, Italia y Francia, Juan Pablo
Cardenal y Heriberto Araújo construyen en la obra El Imperio invisible (Crítica)
un relato que da cuenta al lector de cómo y hasta qué punto el sistema
económico delictivo chino ha logrado propagarse por nuestras sociedades
de forma más o menos oculta. Y de cómo ha podido levantar un imperio
invisible. Antes de comenzar la entrevista una advertencia: No se trata
de criminalizar a la población china, ni tampoco todos los chinos
mantienen negocios de comercio fraudulento.
P: Una de las conclusiones de la obra es que se certifica "la
existencia de una economía multimillonaria [china] que progresa y se
hace fuerte por cauces ilícitos, como si de un imperio invisible se
tratara, y cuya ventaja reside precisamente en las ventajas que reportan
las ilegalidades".
¿Existe una estimación de cuánto dinero puede mover
la economía china en España entre cauces legales e ilegales?
Juan Pablo Cardenal: No
se sabe. No lo saben ni los investigadores. No recuerdo haber visto ni
cifras de la economía legal y de la ilegal es prácticamente imposible.
Desde el punto de vista policial también es casi imposible. Hay muy poca
información y no hay ningún estudio sobre el impacto en la economía.
El
tema es que es un fenómeno nuevo: en España había menos de 1.000 chinos
hace 20 años y ahora hay 183.000. Lo que nuestras fuentes policiales
tienen clarísimo es que hay un volumen de fraude altísimo pero
cuantificar este fraude resulta dificilísimo.
P: En el
caso individual de Gao Ping sí que se conoce que la trama que él había
organizado había conseguido defraudar entre 800 y 1.200 millones de
euros en sólo cuatro años.
J.P.C.: Sí.
Pero nadie sabe el total. Hemos hecho la pregunta que nos haces a todas
nuestras fuentes policiales y judiciales y nadie se aventura. Incluso
gente que lleva años siguiendo este fenómeno no se atreve a dar una
cifra global ni tampoco a dar una cifra sobre la trama que llevan tres o
cuatro investigando. Es muy difícil.
P: ¿Cómo y cuándo comienza el fenómeno del imperio invisible chino que vosotros describís?
J.P.C.: Llega
una primera oleada de chinos cuando España entra en la Comunidad
Europea en el año 1986. Esta primera oleada de chinos, procedente de
China u otros rincones del mundo, llenan el primer hueco: los
restaurantes.
Este mercado se satura relativamente rápido y, entonces,
pasan a otro tipo de negocio: la importancia de productos asiáticos. Con
este negocio empiezan a fraguarse todas las ilegalidades porque de lo
que se trata es de importar mercancías que sean competitivas en este
mercado.
El proceso es el siguiente: empiezan entrando mercancías de
lícito comercio, sobre las cuales intentan pagar los menos impuestos
posibles. De esta manera, crean una serie de estructuras societarias que
les permiten colocar en el mercado productos que no han pagado los
impuestos debidos. Esto genera una gran cantidad de dinero negro porque
en torno al 70 u 80% de ese negocio es dinero negro.
Una vez abierto ese
canal de lícito comercio, nada les impide comenzar a importar otras
mercancías de ilícito comercio, por ejemplo, contrabando de tabaco.
Pero, al mismo tiempo, conforme avanza el imperio la inmigración ilegal
se convierte en un negocio en sí mismo.
De todos esos restaurantes que
se crean en España en los años 90, es razonable pensar que muchos de
ellos tenían como parte de su estructura de negocio la importación de
compatriotas. Se les traía, a través, de encontrarles subterfugios a la
ley por la vía de contratos de trabajo ficticios, la reagrupación
familiar, visados de corta duración, etc.
Esos inmigrantes ilegales, que
habían contraído una deuda para venir aquí, devolvían su deuda con su
mano de obra casi esclava. Por tanto, la vía de la inmigración ilegal
está íntimamente vinculada con la explotación laboral, una explotación
laboral que se produce en restaurantes, bazares o centros de producción.
P: Este modus operandi
que acabas de describir, ¿es un patrón que se repite en el resto de
países que habéis investigado como Francia o Italia y que se mantiene a
lo largo del tiempo?
Heriberto Arauso: Esa
es una de las grandes aportaciones de nuestro libro. Cuando nosotros
empezamos a investigar la economía china contactamos con diferentes
cuerpos de Policía y comenzamos a ver que los grandes casos de la
criminalidad económica de ciudadanos chinos eran casi todos calcados y
muchos de ellos tenían ramificaciones trasnacionales.
Al principio, por
ejemplo, no entendíamos por qué parte del dinero en efectivo que se
había generado en negro, en España, salía en furgonetas o en barcos
hasta Italia, a la localidad de Prato. Entonces, decidimos ampliar el
marco de la investigación y hemos podido documentar que el crimen
económico chino en nuestro país es un crimen organizado y trasnacional.
El dinero que salía de España a Italia lo hacía porque en España los
chinos habían montado una estructura de blanqueo de dinero brutal.
P: ¿Cómo es esta estructura?
H.A.: Fundamentalmente, lo que hacían es dividir los
millones de euros de beneficio que generaba la venta de textil en negro
en paquetes de 1.999 euros, conseguían miles de pasaportes falsos o
verdaderos y se iban a agencias de envíos de remesas y hacían múltiples
envíos. (...)
Entre 2006 y 2009, un grupo criminal chino en Italia envió desde
trece agencias de remesas en Italia la cifra de 4.500 millones de euros.
La magnitud es extraordinaria.
P: ¿Esta estructura puede ser calificada como mafiosa?
H.A.: No.
No es mafiosa. Es muy importante que quede claro porque nosotros en
ningún momento lo decimos. No es mafioso porque no hay una estructura
piramidal. No sabemos qué parte de la comunidad china hace eso y tenemos
claro que no toda lo hace.
La parte que comete esos delitos lo hace en
núcleos o grupúsculos, islotes, que actúan casi por osmosis. Uno aprende
de otro que lleva más tiempo cómo hace para meter un contenedor de
mercancías y solo declarar el 40% y entonces lo replica. Pero los dos no
son parte de la misma organización.
P: ¿Cómo sería el perfil medio del líder empresarial chino que defrauda?
H.A.: Hay
dos ejemplos perfectos: Gao Ping y Luis Ye. Son empresarios que se
dedican a actividades lícitas, generalmente vinculados con la
restauración y a la importación y distribución de mercancía fabricada en
China, cuyo leivmotiv es ganar el mayor dinero posible en el
menor plazo de tiempo.
Ven España o Europa como un lugar de paso para
ganar tanto dinero como puedan. En esa voluntad estiran sus actividades
hasta niveles que sobrepasan la legalidad. Pasan de, primero, declarar
solo una pequeña parte de lo que importan a España a evolucionar
importando contenedores de tabaco de contrabando o copias de camisetas
de equipos de fútbol. Ese sería el resumen de lo que nosotros llamamos
el crimen económico.
P: Decís que no es una mafia pero a la vez habláis de tráfico de personas y de explotación laboral.
J.P.C.: Hay
un matiz importante. A los chinos no les obliga nadie a venir a España.
Nadie le obliga a contraer una deuda. El inmigrante quiere salir de
China e ir a otra parte del mundo, preferiblemente a Europa y a EEUU
porque quieren prosperar en su vida y encontrar oportunidades que no
tienen en China.
Entonces, contraen una primera deuda para que la
organización les coloque en Europa. Devuelven esa deuda trabajando en
restaurantes, bazares o talleres confección. ¿Por qué sabemos que es
consentida?
Porque en la operación de Mataró de 2009 se intervino 72
talleres y pillaron a 450 indocumentados chinos que trabajaban seis y
siete días a la semana con jornadas diarios de 12 y 14 horas y tenían
las puertas abiertas para largarse si querían. Pero no lo hacían. ¿Por
qué? Porque ellos durante dos o tres años con su trabajo devuelven la
deuda. (...)
P: ¿Qué pasa cuando han devuelto la deuda?
J.P.C: Están
ilegales en el país. En ese momento entra un segundo nivel de deuda. La
organización ayuda al inmigrante a través de sus estructuras
societarias a regularizarse. Es decir, conseguir los papeles,
obligatorio para poder convertirse en empresario y no estar ligado
eternamente al trabajo ilegal.
Esa segunda deuda también la pagan con
trabajo, pero con la diferencia de que siendo legal pueden crear
empresas y reagrupar a la familia, es decir, la razón que les trajo
aquí.
Por último, hay un tercer nivel, que es pasar de explotado a
explotador. Al final, toda esa explotación laboral del principio es un
peaje que ellos están dispuestos a pagar para llegar a una vida mejor
porque cuando salden su deuda tendrán vía libre para poner sus negocios. (...)
P: ¿Qué papel tiene el Estado chino en esta criminalidad económica?
J.P.H.: Al
Estado chino sólo se le puede responsabilizar por la inversión china
del sector público y. el fenómeno que describimos sucede es el sector
privado. No creo que el Estado chino esté movimiento los hilos de
esto.Lo que no hace o sí hace, por omisión, es no colaborar con las
autoridades europeas.
Ni a nivel aduanero, clave para poder desmantelar
esta trama, ni en el tema del contrabando de ropa falsificada, cuyo
origen en un 80% es de China, ni en el caso de los inmigrantes ilegales.
Los chinos, como principio general, no contestan a las solicitudes de
las autoridades europeas. La no cooperación es tan grave que las
autoridades españolas ya no mandan comisiones rogatorias a China,
primero porque no contestan, y segundo por riesgo a que haya
filtraciones. (...)
En el norte de Europa donde el motor de la economía es la exportación,
véase Alemania o donde apenas se produce como en Holanda, la concepción
es muy distinta. Piensan que hay una economía global y lo que entra debe
salir y de lo que se trata es que en las aduanas la mercancía debe
fluir. Eso imposibilita un control exhaustivo. Además, manualmente,
única vía para detectar estos fraudes, es imposible controlar más del 5%
del total de contenedores que se reciben.
Así, también hemos
documentado que conforme aumentan los controles, desaparece la llegada
de material de China. Cuando la aduana de Valencia se pone dura, la
mercancía china deja de llegar y se va a otros puertos. ¿Dónde?
Probablemente a Hamburgo o a Reino Unido. (...)
J.P.H: Luego hay otra cosa. La competencia entre
puertos. No sólo para atraer tráfico sino por la importancia de los
puertos para sus ciudades. Imagina el caso de Valencia. Una de nuestras
fuentes nos decía que un determinado puerto está dispuesto a asumir el
tráfico que deja Valencia, un minuto después de que el puerto de
Valencia haya aumentado sus controles.
No es realista pensar que se
puede hacer una política común de lucha contra la introducción ilegal de
mercancías. Además, cada país tiene sus propias relaciones con China.
Quien dirige el puerto de Constanza (Rumania) en el Mar Negro, ¿por qué
debe endurecer sus controles? ¿Para que el tráfico se vaya a otro
puerto? Por tanto, no existen incentivo para ser más estricto. (...)
P: Escriben que el fin de este tipo de criminalidad económica
pasa por los hijos de los inmigrantes chinos. Son ellos los que, dicen,
pueden ponerle fin por su sentimiento de pertenencia a España.
H.A.: Creo
que el 'modus operandi' de esta criminalidad muestra que hay un
pensamiento a corto plazo de hacer mucho dinero en el lugar de acogida.
En el momento en el que esa concepción cambie y el dueño del negocio
haya nacido aquí o pretenda quiera echar raíces se comenzará a
contribuir más y a intentar también de beneficiarte de las posibles
ventajas del Estado.
Los grandes prohombres chinos están preocupados por
que sus hijos se españolicen y dediquen más tiempo al ocio que al
trabajo duro. Sus hijos hablan chino como segunda o tercera lengua, por
tanto, yo creo que por ahí se intuye un cambio." (Público, 24/11/2013)
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