"Si la autoridad competente no lo impide, a partir del próximo 23 de septiembre, el
juez Pablo Rafael Ruz Gutiérrez, de 37 años de edad y desde mayo 2010
en Comisión de Servicios en el Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la
Audiencia Nacional, será sustituido por Miguel Carmona Ruano de 66 años
de edad y en la actualidad vocal del CGPJ.
Con este nuevo cambio, el caso Gürtel, habrá
pasado por tres instructores en la Audiencia Nacional, uno en el
Tribunal Superior de Justicia en la Comunidad de Madrid, dos en el
Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana y otros tres en
el Tribunal Supremo, todo ello sin computar a los numerosos miembros de
las Salas que de estos mismos tribunales han intervenido para resolver
recursos o por estar imputados aforados nacionales o autonómicos.
Resultado: 6 jueces y 5 largos años desde que un 6 de agosto del
año 2008 Garzón abrió las primeras diligencias tras una denuncia de la
Fiscalía Anticorrupción.
A la vista de estas estadísticas, más de uno se preguntará cómo ha
sido posible que un tema de esta envergadura haya pasado por tantas
manos y que casualmente a pesar de los más de 150 imputados, entre ellos 3 ex tesoreros nacionales del PP, solo haya sido condenado precisamente quien no lo era : el juez que puso en marcha la causa.
La respuesta a ésta y a otras mucha preguntas no hay que ir a
buscarlas en lejanos desiertos como diría el inefable Aznar. Las podemos
encontrar a pocos metros de la Audiencia Nacional. Es decir, en Génova, 13, la sede nacional del PP.
Es allí donde
se diseña y se ejecuta toda una estrategia encaminada a anular la
instrucción, retrasar hasta donde sea posible los sumarios con el fin de
que los delitos prescriban y sobre todo y ante todo, confundir a la
opinión pública hasta el punto que ya nadie sepa de que se está hablando.
En este empeño no está solos y no es ningún secreto que de manera
sincronizada se van sumando, según necesidades, las diferentes defensas
de los imputados. A las que hay que añadir, tras la llegada al gobierno
de Ruiz Gallardón, Montoro, Fernández Díaz y Torres Dulce a la Fiscalía
General del Estado, las confusas actuaciones de la Fiscalía y los
sospechosos retrasos que se vienen produciendo en el envío y calidad de
los informes solicitados a la ONIF.
Y es en esta estrategia y no en otra donde se enmarcan los sucesivos
intentos de cuestionar la labor de los instructores. En el caso de Garzón, desde un primer momento, no dudaron primero enrecusarle, después en querellarse y por último, a través de las defensas de algunos de los imputados, lograr que fuera condenado por el Tribunal Supremo.
Con
Antonio Pedreira, la estrategia estuvo más diversificada. Y solo le
dejaron “ tranquilo “ cuando comprobaron que el juez archivaba sin
excesivas explicaciones las imputaciones contra Bárcenas y Merino, posteriormente revocadas por la Audiencia Nacional.
Sobre Ruz han optado, a sabiendas que tiene fecha de caducidad, en favorecer que el sumario avance lo más lentamente posible. Han recurrido todo lo recurrible, especialmente en todo lo relacionado con la conexión entre las cuentas de Bárcenas y su más que presunta financiación irregular.
En esta misma línea obstruccionista se explica su posición y la de sus terminales con toga de frustrar el intento del juez Gómez Bermúdez de instruir la querella de IU. La
casa por la ventana. Nunca antes, en tan escaso tiempo y con una Semana
Santa de por medio, han sido sincronizados tantos poderes del Estado y
mediáticos para impedir que se produjera algo no previsto en la
estrategia diseñada por el Partido Popular.
Y sin embargo, en Génova 13 son conscientes que la partida aún no está ganada. La reciente decisión de Ruz de no admitirles como acusación popular en la pieza separada, es decir, la doble contabilidad del PP que
se deduce de los papeles de Bárcenas y probablemente, expulsarles de la
causa principal, les obliga afinar sus próximos pasos.
Su desconcierto sobre la labor de Ruz resulta evidente. Saben que no es Garzón ni es Bermúdez pero tampoco, para su tranquilidad, es Enrique López, su prototipo de juez cercano y sensible a sus planteamientos. (...)
En definitiva, el caso Gürtel en los términos que está siendo instruido por el JCI5 tiene fecha de caducidad y
una vez más, el factor tiempo vuelve a ser determinante para que un
nuevo juez se asome y pierda el vértigo ante los 200.000 folios que
componen el sumario. Lo saben en Génova y no han hecho ni harán nada por
evitarlo." (Attac Madrid, 19/04/2013)
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