7.7.11

El fraude (en la SGAE) era contratarse a sí mismo

"El sistema por el que millones de euros salieron de las arcas de la Sociedad General de Autores y Editores para terminar en los bolsillos de su director de Gestión de la Información, José Luis Rodríguez Neri -en prisión eludible con fianza de 300.000 euros desde el lunes-, su compañera sentimental, la hermana de esta y una pareja de amigos era simple: contratarse a sí mismo.

A veces por servicios pagados a precios muy superiores a los de mercado. Otras, mediante contratos y facturas falsas que se firmaron a cambio de nada. (...)

El origen del entramado se encuentra en la Sociedad Digital de Autores y Editores (SDAE), la empresa creada por la SGAE en 1999 como división tecnológica de la entidad gestora de los derechos de autor y financiada íntegramente por esta.

Neri se convirtió en su director general dos años después, en 2001, y durante dos años compaginó sus responsabilidades en ella con la de presidente y consejero delegado de Microgénesis, la consultora de informática que, a partir de enero de 2003, cuando Neri dejó todos sus cargos en ella, se convirtió en la principal receptora del dinero defraudado.

Microgénesis, según el auto hecho público el lunes por el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, era "la cúspide de la trama empresarial parasitaria" de la SGAE diseñada por Neri, pero también "autorizada, consentida y también impulsada" por el presidente del Consejo de Dirección de la entidad, Eduardo Teddy Bautista. (...)

Tras la marcha de Neri -ficticia, porque según el juez siguió ligado a la empresa hasta 2005- Microgénesis quedó en manos de sus amigos Rafael Ramos y la pareja de este, Elena Vázquez, ambos imputados y el primero de ellos en prisión eludible con fianza de 150.000 euros. Ramos se convirtió en presidente, mientras que su compañera quedó como máxima accionista.

El resto de la propiedad permaneció en manos de la pareja de Neri, María Antonia García Pombo, que antes había sido presidenta y consejera delegada, y la hija de Ramos y Vázquez, Leticia, según los datos del Registro Mercantil. La hermana de María Antonia, Eva García Pombo, pasó a ser apoderada llevando las riendas de la empresa junto a Ramos.

Sin embargo, con la salida del cerebro de la trama, todo quedaba en casa. Porque Neri y Ramos, profesor titular de Organización de Empresas en la Universidad Politécnica de Madrid, eran viejos conocidos. (...)

Microgénesis existía únicamente gracias a los proyectos que le encargaba la SGAE a través de su filial. Suyos son, por ejemplo, el Portal Latino -el canal creado por la entidad gestora para promocionar las creaciones de sus socios en Internet- o la Central Digital, cuyo cometido es la venta de música en la red.

Esos servicios y otros prestados posteriormente se contrataban a precios inflados superiores a los de mercado, según la investigación. La dependencia de Microgénesis de la SDAE era tal que, cuando Neri y la cúpula de la SGAE decidieron distanciarse de ella a raíz de la denuncia presentada contra ellos en la Fiscalía Anticorrupción, la dejaron en un a situación económica crítica.

De Microgénesis colgaban el resto de empresas del entramado parasitario de Neri, que, a su vez, subcontrataban, en muchos casos simuladamente, sus servicios a la empresa matriz o directamente con la SDAE.

Una de ellas, Hipotálamo, consultoría creada por Neri en marzo de 2003 -dos meses después de dejar Microgénesis para centrarse supuestamente en la SDAE- y de la que el supuesto cabecilla trama es el único accionista y administrador parecía diseñada especialmente para el desfalco.

Todos los ingresos de Hipotálamo desde su creación provinieron de servicios jamás prestados a la SDAE y amparados en contratos y facturas supuestamente falsas. Su finalidad, según el juez Ruz, era únicamente crear un sobresueldo para Neri, que cada mes pasaba facturas a la SDAE por 11.718 euros que sumaba a su salario.

Y lo peor de todo, hay pruebas que Teddy Bautista estaba al corriente de todo.

Otra de las empresas de este escalón secundario era Micromega Consultores, controlada íntegramente por Neri y su compañera, María Antonia García Pombo, que a su vez ejercía las labores de administradora. La sociedad, según el juez Ruz, carece de actividad mercantil real, pero Neri, su pareja y la hija de ambos cobraban de ella.

Solo entre 2004 y 2008 María Antonia recibió 340.000 euros a pesar de que carece de formación para la actividad supuesta de la firma, la asesoría a empresas. Todos los ingresos de Micromega provenían de Microgénesis y Ribera de Mayorga, otra de las firmas implicadas en el fraude.

El mismo esquema se repite en esta última compañía. (...)

Con Servicios Informáticos Ciberneto, que acaba de cambiar su nombre por el de Welcome to Madrid, el abanico de familiares del cerebro de la trama beneficiados por el presunto fraude se amplía aún más.

Desde su creación en 2002 y hasta el año 2009 "un porcentaje muy importante de sus ingresos provienen del Grupo SGAE", según Ruz. Su exadministradora era Juana Cristina, la hemana de Neri. Entre 2004 y 2008 cobró por esa función 55.000 euros al año." (El País, 06/07/2011, p. 38)

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