17.9.14

La corrupción, rasgo de identidad de Pujol y de CiU. Veáse la lista...

"(...) Ya mas tarde, tras diez años de mandato presidencial de Jordi Pujol, comienzan a aparecer signos de un aprovechamiento patrimonial de fondos públicos con un evidente abuso de poder.

 No puede olvidarse el titular de El Periódico de Catalunya de 18/3/1990: “Pujol atraviesa el momento mas difícil tras 10 años de mandato”. La causa fue que la Fiscalía de Barcelona abrió una investigación penal contra Lluís Prenafeta, entonces secretario general de la Presidencia, por compatibilizar ese cargo con el de consejero de Iberia de Seguros S.A. 

Como consecuencia de ello, Prenafeta se vio obligado a dimitir. Entonces, el Fiscal General del Estado impidió que la Fiscalía formulara una querella criminal, obteniendo CiU el apoyo de una institución del Estado para preservar a sus dirigentes de acciones penales.

La historia volvió a repetirse: la Fiscalía, en mayo de 1990, abría una investigación por hechos que tuvieron lugar en la década de los ochenta. El Gobierno de la Generalitat había creado la Comisión de ayuda para la reconversión industrial de Catalunya (Caric) con el fin de apoyar, con fondos públicos, a empresas en crisis. 

La realidad fue que parte de dichos fondos –los llamados avales– se destinó, en condiciones muy ventajosas, a sociedades vinculadas a consejeros o altos cargos de la Generalitat, fondos que posteriormente no fueron reintegrados, causando un grave perjuicio al erario público autonómico.

 Entre las empresas beneficiadas figuran Industrias Reunidas de Sallent S.A. y Comercial de Cubiertos y Platería S. A., ambas del grupo familiar de los fueron consejeros Joan Vallvé i Ribera y Joan Hortalá i Arau; Iberhospitalia S. A. vinculada al proyecto del Hospital General de Catalunya; Subirá i Cia,S.A. y Puntextil S.A. de la familia del Consejero Antoni Subirá i Claus; Egasa S. A., propiedad de Josep Garrell i Pubill, diputado de CDC y de sus familiares.

Posteriormente, las deudas de dichas empresas fueron reclamadas judicialmente por la Generalitat cuando estaban prescritas, consumándose así el perjuicio causado. Por otra parte, se acreditó que el Consejero Maciá Alavedra i Moner estuvo simultaneando cargos públicos con cargos ejecutivos en varias empresas privadas, conducta que era penalmente perseguible.

 Ante los resultados de esta investigación, la Fiscalía planteó formular una querella criminal por delito de malversación de caudales públicos contra los consejeros Cullell, Oller, Hortalá, Pujol i Figa, Vela, Garrell, Vallvé, Subirá, Basáñez y Alavedra.

El Fiscal General del Estado apoyó nuevamente a CiU y prohibió a la Fiscalía el ejercicio de acciones penales por entender que los delitos estaban prescritos; eso sí, en un ejercicio de cinismo, se permitió afirmar que de los hechos descritos se desprendía “un aroma de corrupción”.

Luego, ya en los años noventa, llegaron nuevos casos de corrupción que fueron investigados por los Juzgados de Instrucción y, por fin, recayeron condenas judiciales contra altos cargos de la Generalitat, generalmente vinculados a Unió Democrática según reconocían las propias sentencias.

 Solo el caso Adigsa, de aquella época, empresa pública dedicada a la promoción de viviendas sociales, sobre graves irregularidades en el proceso de adquisición de viviendas de segunda mano para rehabilitarlas y ponerlas de nuevo en el mercado, está pendiente de juicio oral.

Basta citar el llamado caso Turisme de Catalunya, en el que se utilizó el Consorci de Promoció Turística para detraer fraudulentamente fondos públicos por importe de 467.453 euros. Los condenados, mayoritariamente empresarios, fueron diez, que repararon antes del juicio el perjuicio causado, por lo que el Tribunal Supremo rebajó las penas eludiendo así su ingreso en prisión. 

O el caso Departament de Treball, en el que los dos condenados, que “compartían militancia en el partido Unió Democrática de Catalunya”, contrataron subvenciones y cursos de formación y ocupación través de las sociedades, constituidas por uno de ellos, Gestumer S.L. y Socesca S.L., que no tenían otra finalidad que su enriquecimiento o el de terceros, beneficiándose, en perjuicio de la Generalitat, de 156.263 euros. 

O el caso Ferrocarrils de la Generalitat, empresa pública, en el que resultaron condenados dos presidentes de la entidad por haber “suscrito un plan oculto y complementario de retribuciones” con la aseguradora Winterthur, por el que causaron a la Generalitat un perjuicio de 2.718.035 euros.

Todos ellos fueron condenados por delitos, según los casos, de prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad documental.

Luego, han estallado otras formas de corrupción urbanística, como el caso Pretoria con implicación de Maciá Alavedra y LLuis Prenafeta, pendiente de Comisiones Rogatorias. Y, sobre todo, el expolio del Palau de la Música,con una evidente implicación de CDC  por su presunta  financiación irregular,ya declarada judicialmente, que aún está en trámite hacia el juicio oral.

Y, continúan tramitándose causas penales con implicación de Diputados de CDC en el Parlament,como, entre otras, las tramas de las ITV (Oriol Pujol) y de la mafia rusa( Xavier Crespo), ambos procesos en trámite.

Y, ahora, la querella criminal contra Jordi Pujol i Soley por diversos delitos que afectan al conjunto del clan familiar y, ya veremos, a las conexiones del mismo con  tramas políticas y societarias mas complejas.

Eso sí, cuando son perseguidos o condenados, siempre acuden presurosos al supuesto enemigo, al Estado español, para que paralice a los fiscales o se concedan generosos indultos a sus dirigentes, militantes o mossos d’esquadra condenados penalmente por delitos de tortura.

Mientras, los ciudadanos catalanes son engañados y humillados, además de hundir sus derechos sociales por la alianza de los Gobiernos conservadores de Catalunya y España."         (Carlos Jiménez Villarejo, La Lamentable, 06/09/2014)

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