17.3.14

Secretarios e interventores denuncian casos de alcaldes que los persiguen

"Aquel día de finales de 2008 en que llegó a trabajar al Ayuntamiento de Palas de Rei (Lugo) empezó para Celia González una vida de thriller, muy alejada de la apacible existencia que aguarda un funcionario cuando recibe como destino un municipio de poco más de 3.500 habitantes.

 Como secretaria e interventora municipal ha sobrevivido a seis contenciosos fallados a su favor; a año y medio de suspensión ilegal de empleo y sueldo promovida por el alcalde, Pablo Taboada (PP), con el aval de un alto cargo de la Xunta ya dimitido; a los bulos esparcidos por el pueblo sobre su vida privada; al vacío del resto de trabajadores del consistorio; a una avalancha de encargos imposible de atender —“lo que querían es que no cumpliera los plazos”— y a un par de bajas médicas por depresión.

 Su caso ha sido denunciado junto al de otros dos compañeros (el de Antas de Ulla y la de Barreiros hasta 2012) por el colegio profesional de secretarios de Lugo ante el Gobierno central, la Xunta y la fiscalía sin que se conozcan consecuencias. 

Son ejemplos de la desprotección en la que se mueven los funcionarios a los que el Estado encarga la vigilancia de las gestiones municipales más tentadoras para un político corrompible.

La casa consistorial de Palas, describe Celia González, es “un pueblo feudal: están los que mandan y los vasallos mal pagados que obedecen”. “Me opuse a prácticas que se hacían en el Ayuntamiento desde tiempo atrás, como falsificar facturas para justificar subvenciones, justificar subvenciones de obras no ejecutadas, modificar asientos del registro de entrada y salida de correspondencia, efectuar pagos sin consignación presupuestaria...”, enumera. 

Al alcalde de Palas y a su antecesor, Fernando Pensado (también del PP), así como a cuatro empleados municipales, los mantiene imputados una juez de Chantada por acoso, prevaricación, falsedad documental y fraude de subvenciones, tras la querella que la secretaria-interventora presentó en mayo de 2011 recopilando las irregularidades detectadas.

 González se reincorporó a su puesto el pasado enero gracias a que la justicia anuló en sentencia firme el expediente disciplinario con el que el regidor de Palas se la quitó de en medio, pero el thiller aún no ha llegado a su fin. “Estoy exactamente igual que hace dos años”, lamenta, sin acceso directo a los expedientes —“todo se lo tengo que pedir al alcalde por escrito y me lo da o no”— y con permiso para usar solo la fotocopiadora que tiene memoria —“así controlan lo que copio”—. (...)

A la ex secretaria municipal de Barreiros el alcalde Alfonso Fuente Parga (PP) le abrió tres expedientes disciplinarios con el aval también del excargo de la Xunta Norberto Uzal. Para ella la pesadilla comenzó en 2006, cuando el gobierno local empezó a aprobar de forma masiva licencias urbanísticas para construir miles de viviendas en parcelas sin accesos ni suministro de agua. 

Ella les advirtió primero que eran ilegales —los tribunales han ido anulando esos permisos posteriormente— y después redactó informes contrarios que el alcalde ignoró. “Empezaron a machacarme. 

Me presionaron, me hacían desprecios delante de funcionarios y vecinos...”, recuerda aún con la voz temblorosa María Antonia Martínez Barcia. En 2009 tuvo que coger una baja por depresión y en 2012 optó por escapar a otro destino: “Me costó. No entendía por qué tenía que irme yo si lo único que hacía era cumplir con mi deber. Pero tuve que hacerlo, por mi salud y mi familia”.

En 2011 este periódico publicó que el entonces alcalde de Gondomar por el PP, Martín Urgal, había apartado a la secretaria municipal que emitía informes negativos sobre sus licencias para contratar a un abogado externo dispuesto a darles el visto bueno. Nadie desde otras Administraciones o desde su partido tomó medidas. El pasado noviembre Urgal fue condenado por prevaricación por esta maniobra. La sentencia concluye que se saltó la normativa “de forma bastante grosera”.            (El País, 10/03/2014)

No hay comentarios: