1.12.09

¿Corrupción? ¿Dónde?... En todos lados

"Claro que los delitos de cuello blanco -ilegalidades realizadas por sujetos de elevada condición social en el curso de su actividad profesional, según definió Edwin H. Sutherland en 1939- son mucho menos alarmantes que los asesinatos, las violaciones o el terrorismo, aunque en muchas ocasiones esos pelotazos lleven a sus víctimas a la quiebra, al alcoholismo o incluso al suicidio. Ya se sabe, que, como decía Ramón Pérez de Ayala, sólo cuando la estafa es enorme toma un nombre decente.

¿Sólo pasa en España? Una rápida mirada a nuestro entorno nos muestra que el entonces gobernador del Banco de Francia, Jean-Claude Trichet, fue absuelto de complicidad en el escándalo de la falsificación de cuentas del Credit Lyonnais. Curiosamente, todos los políticos implicados fueron exculpados, aunque los antiguos directivos de la entidad resultaron condenados.

En Italia, la situación del primer ministro Silvio Berlusconi es paradigmática. Algunos de sus principales colaboradores como Previti o Dell'Utri han sido penados, pero él sigue limpio y maniobra para lograr la impunidad.

En Alemania, el caso Flick, un asunto de corrupción que afectaba a todos los partidos del Bundestag, se resolvió con dos condenas menores. La investigación salpicó al entonces canciller Helmut Kolh, quien alegó que no recordaba nada.

Situaciones similares se han vivido en Portugal, Reino Unido, Holanda y los países nórdicos. O en Estados Unidos, Argentina, México, Brasil o Suráfrica, sin ser exhaustivos.

A la vista de todo esto, seguro que se preguntarán: ¿Cuánto de different es Spain? Nada, respóndase usted mismo." (José Yoldi: ¿Cuánto de 'different' es 'Spain'?. El País, ed. Galicia, España, 09/11/2009, p. 13)

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