"Su secretaria de toda la vida. Su asesor. Su abogado para temas fiscales. Su hombre de confianza durante 35 años. Su, su, su... todo en el caso Rato remite, irremediable, a él, a Rodrigo, al que fuera todopoderoso vicepresidente económico con José María Aznar, gerente del
Fondo Monetario Internacional (FMI) y primer presidente de Bankia.
Etapas de éxito en las que siempre estuvo rodeado de su fieles, sobre
todo en aquello que había conseguido mantener bajo secreto durante años:
su entramado societario. Cuatro de ellos están hoy imputados en el
sumario que instruye el titular del Juzgado de Instrucción número 31 de
Madrid, Antonio Serrano-Arnal.
Uno, incluso, permanece
encarcelado desde mediados de agosto. Son los integrantes de lo que se
ha empezado a conocer ya como 'la banda de don Rodrigo'.
De todos ellos, sólo una mujer, Teresa Arellano Carpintero.
Su secretaria de confianza, la persona que, según una persona que ha
trabajado con ella, "sería capaz de ponerse delante de Rato para que no
le impactaran las balas".
Detenida el pasado miércoles por la Guardia Civil y ahora en libertad con cargos y con la obligación de acudir al juzgado una vez al mes, es la pieza 'comodín'
que el exvicepresidente del Gobierno tenía siempre a mano desde hace
muchos años. Por ello, aparece y desaparece como administradora única de
Kradonara 2001 SL, la empresa
que se ha revelado como clave en el entramado societario del
exvicepresidente ya que a través de esta firma cobró, por ejemplo, los
835.000 euros en 'mordidas' que le tienen ahora contra las cuerdas.
Teresa le acompañó allí donde iba, incluso a Bankia, donde llegó a
asumir la Dirección General de Comunicación y Marca de
la entidad, origen precisamente de la adjudicación investigada. Es, en
palabras de una de las fuentes consultadas, "la persona que haría
cualquier cosa por su jefe sin cuestionarse nada. Si mañana le pidiera que le limpiara los zapatos, lo haría", recalcan.
De baja estatura y talante autoritario con sus subordinados, ha mostrado siempre un trato casi maternal hacia Rato.
Cuando éste se vio obligado a salir de la presidencia de Bankia, ella
fue la persona que hizo llegar la carta con la que dimitía.
Lo hizo con
lágrimas en los ojos, aunque personas que vivieron aquellos momentos
recuerdan que no eran de tristeza, sino de rabia. "No entendía cómo podían haberle hecho eso a Rodrigo",
señalan. Una lealtad inquebrantable que el exvicepresidente del
Gobierno ha sabido recompensar. Nunca la ha dejado 'tirada'.
Cuando se
instaló en Washington para ponerse al frente del FMI, Teresa Arellano
siguió trabajando para él desde Madrid. Despachaban a
diario, para lo que ella no tenía problema en adaptarse a la diferencia
horaria. Y cuando salió de Bankia, la recolocó como asesora en el
Gobierno de la Comunidad de Madrid. Desde allí también seguía ejerciendo
de persona de confianza.
Llevaba su agenda en relación con las conferencias a precio de oro que él impartía. Un
dinero que también investiga ahora la Guardia Civil al descubrirse que
supuestamente no lo declaraba a Hacienda al facturarlas a través de una
empresa de la trama dedicada a la producción hidroeléctrica, Arada SL.
Testaferro en momentos clave
Pero esa era la parte visible, la que todos podían ver. En la cara oculta de Rato,
la del entramado empresarial con conexiones con paraísos fiscales, la
fiel secretaria también jugaba un papel clave en el que nunca
cuestionaba lo que le pedía su jefe. De hecho, su nombre ha
figurado como administradora única y apoderada en varias de sus
empresas.
Entre ellas, Kradonara 2001 SL, la empresa clave sobre la que
pivotaba buena parte de la red. De ella sale y entra en momentos claves.
Así, el 12 de febrero, un día antes de que el titular del Juzgado Central de Instrucción número 4, Fernando Andreu, dictara el auto por el que fijaba una fianza de 800 millones de euros para
el político, Bankia, BFA y otros tres directivos de la entidad, su
secretaria era nombrada administradora única de la sociedad.
El pasado 18 de mayo, tres días antes de que el titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid, Antonio Serrano-Arnal, dictara un auto en el que exigía al exvicepresidente del Gobierno que consignara una fianza de 18 millones de euros para desbloquear sus cuentas y depósitos, Teresa Arellano dejaba el cargo.
No fue su único 'servicio' como presunta testaferro. De hecho, tras la imputación del político en 2012, ella se convirtió en apoderada de otras seis empresas pertenecientes a Rato o su familia: Rodanman Gestión 3 SL, Arada SL,
Explotaciones de Carabaña SL, Aurosur SL, Muinmo SL y Cor Comunicación
SL.
La entrada de Arellano en todas estas sociedades se produjo durante
2014. En concreto, entre los meses de mayo y octubre de ese año Parte de
esas maniobras se produjeron, además, durante otro momento clave del
proceso judicial contra Rato: en la semana previa a que el juez Andreu le impusiera una fianza civil de 3 millones por el escándalo de las 'tarjetas black', En
esas fechas, la 'mano derecha' del exvicepresidente del Gobierno
comenzó a figurar como administradora de tres de estas sociedades.
Siete lustros con los Rato
Algo similar ocurre con el segundo arrestado este pasado miércoles. Miguel Ángel Montero Quevedo es otra de las 'patas' en las que asienta su entramado societario el político De hecho, lleva siete lustros
figurando como directivo de las sociedades de Rato y su familia.
Su
detención de este miércoles se ha producido por su vinculación con
VivaWay Limited, una mercantil constituida en septiembre de 2001 en
Cardiff (Reino Unido) con un administrador del paraíso fiscal de la Isla de Gernsey
y que, en realidad, es propiedad del propio Rato.
El pasado 10 de
marzo, menos de un mes después de que el juez Andreu impusiera la
fianza para el caso Bankia, Montero apareció como director de la misma.
Sustituyó a Maurice Albert Perera, residente en la
siempre sospechosa Gibraltar. Un cambio de testaferro por testaferro,
porque así considera Hacienda y la Guardia Civil a este español con
vivienda y despacho en Madrid, ambos registrados el miércoles por los
agentes de la Unidad Central Operativa (UCO).
De hecho, es prácticamente imposible encontrar una empresa de los Rato en la que no aparezca el nombre de este "administrador en la sombra",
como lo califica uno de los primeros informes de la Agencia Tributaria
en esta causa. Desde los años 80, ha sido directivo de un buen puñado de
sociedades de la familia del exvicepresidente, sobre todo de las del ya
fallecido Ramón Rato.
Y cuando estalla el escándalo, el pasado mes de abril, figura en nueve de las 27 que en aquel momento se relacionaron con el político. Nada menos que un tercio del total, Se trata, en concreto, de Muinmo, Aurosur, Explotaciones Bolgachina, Cor Comunicación, Úbeda Información, Teleibérica, Fondo Tealsa, Kuquine, Mundiclass y Rebecasa.
El tercer integrante de lesta 'banda' es Domingo Plazas Ruiz. Abogado, dueño del bufete de Sotogrande (Cádiz)
que el Servicio de Vigilancia Aduanera registró en busca de
documentación tras la breve detención de Rato en abril, es el asesor
fiscal del exvicepresidente del Gobierno, el que presentó por él la declaración tributaria con la que el político se acogió a la amnistía fiscal de Cristóbal Montoro,
el 'arquitecto' de su complejo entramado societario con conexiones que
se pierden en paraísos fiscales.
Plazas fue, de hecho, el administrador
único de la siempre presente Kradonara 2001 SL durante cerca de trece años.
Y lo fue mientras la administraba a través de una empresa de Gibraltar,
el paraíso más cercano a su bufete.
Una empresa clave, sí, pero no la
única en la que este abogado fiscalista figura.
También aparece como apoderado de tres de sus empresas familiares de
Rato: Rodanman Gestión 3, Arada y Explotaciones de Carabaña. Plazas permanece imputado desde abril acusado de delitos fiscales y blanqueo de capitales.
Algo más que un testaferro
Finalmente, surge la figura de Alberto Portuondo Coll, el único de todos que ha ingresado en prisión y permanece en ella. Detenido a mediados de agosto cuando iba a tomar un vuelo en el aeropuerto madrileño de Barajas para regresar a México,
donde reside, ha sido calificado en los medios como "testaferro",
aunque los investigadores consideran que esa denominación se le queda pequeña.
Pieza clave en el supuesto cobro de la mórdida por la adjudicación de los contratos de publicidad de Bankia a las empresas Zenith Media y Publicis Comunicaciones España,
su papel fue la de verdadero dinamizador de la sospechosa operación. De
hecho, de los más de 2 millones de euros que estas compañías pagaron a
Portuondo, éste se embolsó 1,2 millones.
Sólo 835.000
acabaron en las cuentas de Rato. Sin vinculación directa con las
empresas de la trama -en ninguna aparece como administrador o apoderado-
su relación con el exvicepresidente del Gobierno es estrecha en los
tiempos en los que éste dirigía Bankia. De hecho, fuentes de la propia
entidad reconocen que era un habitual de la 'planta noble'
donde acudía como "asesor de Presidencia". Un papel que le permitía
tener un contacto habitual con el propio político y su fiel secretaria,
Teresa Arellano.
Fue ese puesto de "asesor" del propio Rato el que permitió a Portuondo supuestamwente influir de manera decisiva en la decisión del expresidente de Bankia y su equipo de conceder el millonario contrato publicitario a Zenith Media y Publicis Comunicaciones España,
cuatro de cuyos directivos están imputados también en la causa por este
hechos después de que la Guardia Civil les tomara declaración en
agosto.
Según manifestaron entonces éstos, fue este empresario el que
acudió a ellas y les ofreció sus 'servicios' de
mediación para que se hicieran con millonarios contratos que sólo a la
primera le permitieron facturar 40 millones entre 2011 y 2012. El precio por sus gestiones: una comisión de 2 millones de euros.
Con el supuesto visto bueno de ambas, el empresario influyó en el
reducido equipo directivo que iba a tomar la decisión y, en especial, en
Rato, que llevó la voz cantante a la hora de decidir la adjudicación. Para camuflar la millonaria comisión, Portuondo supuestamente utilizó Albisa Inversiones y Asesoramiento SL, una empresa creada en 2007 y de la que era administrador único.
Casi sin actividad y con escasos gastos en personal, el objeto social que figuraba en el registro mercantil, "realización de estudios de mercado y encuestas de opinión pública", parecía perfecto para camuflar una elevada remuneración de difícil justificación. Con la misma facturó a Zenith y Publicis sendos cobros de 1.244.000 euros y 778.000.
En total, algo más de dos millones de euros por unos servicios que en
realidad eran inexistentes, según la investigación. De esa cantidad
millonaria, las pesquisas apuntan a que el empresario ahora
encarcelado se embolsó la mayor parte. El resto acabó presuntamente en las cuentas de Rato
como pago a su decisiva participación en el 'pelotazo' gestado por su
"asesor". Para abonárselos, Portuondo volvió a utilizar la misma
empresa, Albisa Inversiones y Asesoramiento SL, que pagó las facturas
por supuestas "asesorías verbales" que le giró una sociedad de la que aseguró que desconocía que perteneciera a Rato: Kradonara 2001 SL, la
empresa que une a todos ellos. Desde Teresa Arellano a Miguel Ángel
Montero. Desde el propio Portuondo al abogado Domingo Plazas. Los cuatro
de la banda de don Rodrigo." (O. López Fonseca, Vox Populi, 03/10/2015)
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